lunes, 10 de agosto de 2015

Iván Vicente acaricia la puerta grande

Las Ventas, 09/08/15. Toros de Gavira y dos de Carriquiri (4º y 5º) para Iván Vicente, Rubén Pinar y David Galván. Seis años, seis, llevaba Iván Vicente sin hacer el paseíllo en la plaza de Las Ventas y por lo visto ayer no parece que los que lo decidieron estuvieran muy acertados. Notable su faena al enclasado primero al que le pegó muletazos y naturales de muy bella factura, para cuando llegaron las trincheras y los remates por abajo la plaza estaba entregada. Una estocada valió para pasear una oreja muy merecida. A punto estuvo de conseguir otra, pero entre el poco juego del cuarto de Carriquiri y dos pinchazos previos a una buena estocada, lo impidieron. Muy buenas sensaciones las que dejó ayer, esperemos que su vuelta se produzca en un plazo mucho más corto.
Otra oreja hubiera podido cortar Rubén Pinar al segundo de no haber marrado con el descabello. Dio la vuelta al ruedo. Firme y asentado toda la tarde consiguió extraer naturales ante un toro que terminó entregándosele en la muleta. Sufrió una voltereta sin consecuencias. Bastante hizo con salvar el pellejo ante el quinto al que mató de una buena estocada y saludó la ovación. 
El peor lote con diferencia le correspondió a David Galván, el sexto para colmo se rompió un pitón por la cepa. A pesar de todo estuvo valiente y por encima de sus toros. A su primero lo mató de un espadazo, después de dos avisos y saludo una ovación. Tarde en la que se vieron muchas cosas y, sobre todo, a tres toreros dispuestos que merecen ocupar otro lugar. 

Os dejo la crónica de @Mahierro para Cultoro y la fotogalería.

Iván Vicente

David Galván

Rubén Pinar

Momentos previos de Iván Vicente

Saludo de Iván Vicente a su primero

Ajustadas las chiculelinas en el quite de Rubén Pinar


Iván por naturales




Oreja de ley




Rubén Pinar en su primero


Pitonazo y volvereta sin consecuencias




Galván con el aspero tercero






Si esta estocada hubiese sido a la primera hubiera salido por la puerta grande






Manso y rajado el sexto que se había roto el pitón derecho
No volverán a ser seis años