Madrid, 19/04/2015
Se presentaba el novillero peruano Andrés Roca Rey en Las Ventas y dos horas largas después se había ganado a ley salir por su Puerta Grande. Y ello fue así porque vino con ese propósito y, a veces, los propósitos, ejecutados con la fe inquebrantable que él demostró, se convierten en realidad. Firme desde su primer quite, la mente despejada y con el valor en lo más alto, cuajó dos notables actuaciones que le valieron una oreja cada una de ellas y de ahí a la Puerta Grande. Antes había sufrido tres volteretas y recibido tres cornadas, pero ni eso mermó su ánimo. Toreó con firmeza, templanza, seguridad, empaque y ese valor que cuesta trabajo gastarse. De la Puerta Grande se fue directamente a la enfermería, pero ya era lo de menos, él había cumplido su objetivo. Pronto volverá a Las Ventas, ganas de volver a verle ha dejado.
Se presentaba el novillero peruano Andrés Roca Rey en Las Ventas y dos horas largas después se había ganado a ley salir por su Puerta Grande. Y ello fue así porque vino con ese propósito y, a veces, los propósitos, ejecutados con la fe inquebrantable que él demostró, se convierten en realidad. Firme desde su primer quite, la mente despejada y con el valor en lo más alto, cuajó dos notables actuaciones que le valieron una oreja cada una de ellas y de ahí a la Puerta Grande. Antes había sufrido tres volteretas y recibido tres cornadas, pero ni eso mermó su ánimo. Toreó con firmeza, templanza, seguridad, empaque y ese valor que cuesta trabajo gastarse. De la Puerta Grande se fue directamente a la enfermería, pero ya era lo de menos, él había cumplido su objetivo. Pronto volverá a Las Ventas, ganas de volver a verle ha dejado.
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| Objetivo cumplido |
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