domingo, 18 de mayo de 2014

San Isidro 2014, 7ª de feria



Toros de Victoriano del Rio y un toro de Toros de Cortés, para Enrique Ponce, Sebastian Castella y David Galán que confirmaba la alternativa. Volvía Ponce a Madrid y la expectación era evidente. Saludó una ovación al concluir el paseíllo, pero parece que algunas cosas no han cambiado. Es cierto que en Madrid tiene sus partidarios, faltaría más, y que en la memoria de todos quedó aquella faena a Lironcito de Valdefresno, pero su rivalidad con Joselito en los 90, -inolvidable la tarde delos quites en 1996-, y una incomprensión no del todo justificada, le llevó a una suerte de aspereza en Madrid que ha perdurado hasta la fecha. Para mí, con todos los matices que se quieran respecto a su forma de torear, Ponce es una figura indiscutible del toreo desde hace más de dos décadas y que merece el mayor de los respetos en Madrid o en cualquier otro sitio que se anuncie. Escuché en la plaza que ese brindis al público y su enrabietada faena al quinto olían a despedida, puede ser. Incluso su pausado y ceremonioso saludo en la ovación que se le tributó a la muerte del cuarto toro parecen confirmarlo, pero a mí no me importaría volver a verle.


   





 












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